29 may 2011

¿Libertad?

Un día me dijiste que envidiabas mi libertad. te dije que estaba tan prisionera como tú aunque caminara por la calle o entrara y saliera de casa cuando quería. Sigue siendo así.
¡Qué cosas los recuerdos! Iba en un autobús de Marbella, de camino a la estación de autobuses para tomar el que me llevaría de nuevo a valencia tras un nuevo viaje infructuoso...y escuché por primera vez eso de las dependencias emocionales. años después yo misma acuñé (sin saber que ya existía) el término "vampiro emocional".
Hace un par de días, leyendo un blog, leí un articulo sobre eso mismo y lo único que se diferencia de mi percepción sobre ese tipo de personas, es su clasificación y especificación.
Pero sigo pensando que, m´s que los vampiros emocionales, el peor enemigo son las dependencias emocionales que nosotros mismos creamos o percibimos.
Soñar con un tipo de vida determinado es una cosa, hacer algo por conseguirla es muy diferente y mucho más difícil. Sobre todo porque lo primero que hay que superar son nuestras mismas depedencias emocionales. Y son tan sutiles que se crean en nuestro interior sin apenas darnos cuenta.
Si por mí fuera cogería cualquier día una mochila y me lanzaría a la aventura de ir de un lado a otro sin más atadura que estar donde surge estar. Pero, y aquí entran las ataduras emocionales ¿cómo voy a no estar en casa cada vez que llegan uno de mis hijos residentes en el extranjero? ¿Cómo no voy a estar a disposición de mi nieta cuando sus padres quieran o necesiten dejármela? ¿cómo voy a irme y no estar disponible si mi madre me necesita? Son personas a las que quiero y de las que no quiero desprenderme Pero ¿cómo voy a llegar a ser la persona que quiero ser y vivir la vida que me gustaría vivir si todo esto limita mis decisiones?
Hoy he encontrado un escape; granjas de trabajo en las que se trabaja a cambio de comida y techo para pernoctar; una forma de evadirme, de rozar esa añorada libertad temporalmente, de ser un tipo de persona que es más yo que cualquier otra y tiene pocas oportunidades de vivir.
El precio de la verdadera libertad es no apegarse a nadie ...pero ¿qué nos deja eso? ¿No será acaso el otro extremo del vaivén del péndulo en el que siempre estamos oscilando?
Tú estuviste a punto de rescatarme de este paradigma; por ti estaba dispuesta a dejarlo todo, a separarme de todo con la absoluta confianza de que todo lo verdaderamente valioso iba a permanecer, que todos comprenderían mi decisión y, antes o después, se harían parte de ella.
Pero fuiste tú el que no la tomó conmigo. No sé si fruto de esa dependencia que te impedía ser libre o de otra que no conocí; no sé si no la quisiste o no la supiste aprovechar. No sé siquiera si en algún momento te planteaste seriamente ejercer tu libertad y fusionarla con la mía para ser los dos libres de verdad.

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