9 feb 2011

Ese mar, esa luz



Esta mañana, de camino al trabajo, he pasado junto al mar. Casi paso sin echarle ni un mísero vistazo porque iba hablando, pero, de repente, se ha hecho el silencio y algo ha hecho que me diera cuenta por donde iba. Y he visto esto.
La mar en calma ... el sol suave, sin haber llegado a coger aún esa fuerza que impide mirarlo ... trazando surcos de luz anaranjada sobre el mar; sobre ese mar docil que recoge cuanto la luz le entrega, para hacerse más bello aún si cabe. Y me he dado cuenta que ese era el mismo amanecer que estabas viendo tú, que el mar que acaricia mis playas es el mismo que acaricia las tuyas, aunque estemos lejos; que el sol que me da luz y calor, es el mismo que te ilumina y calienta a ti, aunque estemos lejos el uno del otro.
Y cuando lo he visto he sentido que así es como quiero sentirme. Calma, luz, sosiego, amanecer....contigo. Estés donde estés.

Ahora, ante esta ventana en la que miro hacia ese punto misterioso en el que te presiento, veo pasar bandadas de gaviotas. Ellas vuelven al mar, hacia ese mar que vi esta mañana durante un pequeño instante. Son ellas las que me recuerdan que sigue estando ahí, cerca, muy cerca, aunque ahora no esté viéndolo. Y me dicen que también tú estás cerca, muy cerca; aunque parezcas estar lejos, aunque no te vea. La verdadera distancia la traza el olvido.

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