2 abr 2011

Como si la red de Internet representara el inconsciente colectivo de la humanidad, me sumerjo en ella a menudo buscando conatos de inteligencia, de conexiones sólidas, de palabras hermosas, de estímulos personales que sacudan algo en mí.
A veces encuentro algo; muchas no encuentro nada.
Como una neurona más de todo ese entramado, participo con mis blogs y comprendo que mi aspiración es la misma que la de todos los que han decidido sentirse incluidos en la red; a saber: comunicar algo, participar a lo ajeno lo propio.
Y, al leer lo que encuentro y descubrir cuan a menudo es baldío, superficial, absurdo y/o irrelevante, pienso y me pregunto si no seré como todos esos que encuentro, que pensando que tiene algo importante que decir, no dicen más que sandeces.
La aspiración individual suele ser destacar de la masa, despuntar de algún modo, significar algo diferente y eso suele hacer que nos distanciemos del concepto de homogeneidad como si necesitáramos desmembrarnos del conjunto para ser algo que no somos.
Lo cierto es que primero debemos Ser lo que somos y que, normalmente, ni siquiera sabemos bien qué pueda ser ese Ser. pero solo sabiéndolo estaremos en condiciones de volver a sumergirnos en esa malla neuronal que somos entre todos sin dejar de Ser y solo llevando el Amor en el corazón, haciendo y diciendo todo desde el Amor, es posible que alguna vez podamos llegar a hacer o decir algo que sacuda las entrañas de alguien, que le haga decir: y tú ¿cómo lo has hecho para Ser?.
Hay un largo camino entre el despertar y el Ser; hay un largo camino entre tú y yo; hay un largo camino entre mi propósito y su realización.
Amo ese camino, aunque sea largo. Pero no porque al final de él esté el Ser, tú o mi obra, sino porque solo amando cada instante de mi vida, bendiciendo cada experiencia, se puede llegar al final.
Mis blogs no son ¡geniales! ¡algo nunca visto! pero son mi experiencia, me sacan de mí para lanzarme a todo, los entrego al gran milagro de esa aparente casualidad que hace que llegue a alguien en un momento determinado y sé que, en la medida en que yo vaya cambiando, irán transformándose. 
Porque están vivos; como yo, como mi pensamiento, como mi Ser pleno, como tú, como los dos juntos.
Lo que se encuentra al final de cada senda está determinado por la forma en que se ha hecho el camino.

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